
Groundhog day (Atrapado en el tiempo en España y Hechizo del tiempo o El
día de la marmota en Hispanoamérica) es una película dirigida por Harold Ramis y protagonizada por Bill Murray. Estrenada en 1993
COMENTARIO
“Hechizo
del tiempo”, “Día de la marmota” en incesante repetición. El tiempo se detuvo,
el reloj se paró, imágenes oníricas que se repiten una y otra vez.
Del dormir
Las
películas representan
maravillosamente el modelo de aparato psíquico descripto por Freud en el cap VII de la Interpretación de los
sueños: regresión de pensamientos
en imágenes con el modo de funcionamiento propio del inconsciente: condensaciones, desplazamientos,
atemporalidad.
“El hombre al irse a dormir se despoja de los
envoltorios que han cubierto su piel”.(Freud,
T XIV, pag 221…).” Se desviste
también de su psiquismo de la vigilia apartándose de los estímulos externos. El
estado de dormir reproduce el
narcisismo primitivo. La dinámica cinematográfica se asemeja al soñar: regresión en imágenes que se
proyectan en una pantalla
percibidas por una
consciencia “que despierta y las ilumina”
bajo la condición de aislamiento de los estímulos externos. Tanto en el
cine como en el sueño se sostiene la ilusión
de detención del tiempo real.
“Atrapado
en el tiempo” parece un sueño del que no se puede desertar: el atrapamiento
en una pesadilla. Jorge Luis Borges en “Siete noches” describe la pesadilla (la
pesadez) como una sensación de horror, de opresión repetida en idéntica topografía. Causada por un demonio
opresor. Los laberintos infinitos
con puertas y ventanas de espejos tan propios de Borges hablan de la
circularidad: el sin salida pues uno se encuentra con su propio reflejo. En
esta historia hablaremos de encierros,
sombras, reflejos, que repiten en idéntica escenografía.
Al
igual que la elaboración secundaria de un sueño, el intento de relatar, de
poner en palabras estas imágenes tal vez nos permita ordenar lo
que allí se despliega. Contar una historia es generar una secuencia temporal,
intentando articular una serie de
actos aparentemente sin sentido en una trama que involucra a un sujeto: en este
caso Phil Connors.
La historia
Phil Connors es un relator meteorológico de un noticiero. Es presentado
como un hombre hosco, distante, un poco arrogante.
La
primera escena es por demás elocuente: el protagonista, medio marmota, aparece haciendo morisquetas frente a una plana y desprovista pantalla azul, en la que se proyectan
imágenes del clima. En sus aspectos obsesivos cumple con el ideal y se siente
orgulloso de eso, pero sin contacto afectivo, aislado y quejoso. Sabemos que el
obsesivo no vive la vida, sino que construye un sistema para no sentir, un sistema
de control de los objetos, de sí mismo, de la naturaleza. Sosteniendo una
impostura, Phil cree será elegido para un mejor puesto. A pesar de su fastidio,
ve a Rita su productora, algo lo
conmueve pero inmediatamente se repone y continúa protestando.
Los
últimos años es enviado, pese a su voluntad a cubrir en otra ciudad “el día de la marmota”, método folclórico utilizado en
algunas ciudades agrícolas para predecir el fin del invierno y el comienzo de
la primavera. Celebración que se lleva a cabo todos los 2 de febrero: en esa
fecha la marmota es sacada de su sueño
invernal y sobre ella recae la decisión del comienzo del la primavera. Si
cuando el animal despierta el día es
medianamente soleado y se proyecta su sombra éste se asusta y se
repliega nuevamente, hasta 6 o 7 semanas después (coincidiendo con el 21 de
marzo).
Connors
realiza este viaje junto a Rita, y
a un camarógrafo. Se muestra molesto y aburrido por realizar este trabajo, no
acepta estar con sus compañeros considerándose merecedor de otro destino.
El 2 de febrero despierta con la música de un programa
radial, a las 6.00 hs, se viste, pasa por el desayunador del hotel donde asegura
con certeza del 100% que ese día partirá. Omnipotencia obsesiva en el
control de los objetos. Acude a la plaza en la que realizará el evento cuyo desenlace es el esperado:
Phil (la marmota) determina que no comienza la primavera.
Las
predicciones de Phil (el meteorólogo) fallan, su sistema de control obsesivo no
funciona. Se avisora en el pueblo una tormenta de nieve. Connors se muestra
resistente pero debe quedarse a
pasar una noche más. Rechaza la
invitación de sus compañeros de trabajo mostrando orgulloso su desapego. El es
diferente a los demás.
Del Narcisismo
Phil,
como la marmota, está dormido. Se lo
muestra arrogante y quejoso. Adjudicando al destino los infortunios de su vida.
Tal como describe Freud en los excepcionales, sostiene la injusticia que con él
se ha cometido. Espera un resarcimiento por la afrenta narcisista de la que se
siente objeto, un ataque al amor propio. Ensimismado en su queja no se conecta
con nadie. Su modo de funcionamiento refractario al estímulo externo lo
transforma en una persona desagradable. No quiere reconocer ni conectarse con
ningún estímulo, la prohibición imposibilita la satisfacción con el objeto. Phil, es una marmota. Tal como sostiene
Freud “el neurótico hace, en nuestro
tiempo, las veces de convento al que solían retirarse antaño todas las persona
desengañadas de la vida o que se sentían demasiado débiles para afrontarla”(Freud,
“Cinco conferencias sobre el psicoanálisis”, T.XI, pag 46)
La
marmota en nuestra cultura alude al dormido, desconectado, tonto. La marmota
hiberna, replegada en su cueva, aislada en un sueño profundo. Sosteniendo la
ilusión de no necesitar nada. Como las células germinales, descriptas por Freud
en “Mas alla ppio placer” que se comportan de manera narcisista: guardan su
libido para sí mismas en calidad de reserva. Phil no quiere gastar, ni perder nada, lo quiere reservar
todo, hasta retener el paso del tiempo.
Dice Freud en “La transitoriedad” “El valor de la transitoriedad es la escasez
en el tiempo. La restricción en la
posibilidad de goce la torna mas apreciable” (1916[1915], pag 309) la pérdida
y el dolor generan la desvalorización de lo bello y su menosprecio. Phil
desprecia al objeto pues éste
incluye la posibilidad de su pérdida.
De la repetición
Suena
la misma música del mismo programa radial, son las 6.00.
Comienza
la pesadilla, Phil se despierta pero algo lo sorprende: todo es idéntico al día
anterior, se repite el mismo guión: el huésped del hotel que se cruza en la
escalera, el desayunador y la mucama del hotel, el encuentro casual con un amigo adulador de la escuela que
se le acerca a pesar de la distancia fóbica que Phil intenta sostener, el
indigente que pide dinero, y la plaza del tan esperando evento popular. Quiere
evitar el contacto.
“Imposible que termine el invierno mientras el sr
marmota vea su sombra”. Dice Phil
Si
la marmota despierta y la luz
proyecta su propia sombre se asusta
retorna a su estado de hibernación: sigue durmiendo. El despertar de las excitaciones
pulsionales (libidinales y agresivas) dormidas amenaza desde dentro, el mecanismo
más primitivo para defenderse de ellas es tratarlas como si viniesen de afuera,
es decir la proyección. Es la defensa la que lo proyecta fuera de sí convirtiendo lo interno amenazante en externo
y perseguidor. En lo ominoso: la
propia sombra aparece como lo desconocido, remite a algo antiguo, propio que se enajena por efecto de
la represión, desde donde retorna disfrazado.
Quizás
algo amenazante despertó en él
cuando vio a Rita, la imposibilidad de avanzar lo hizo replegar y defenderse.
Phil
no se reconoce, esto le sucede mas allá de él. En palabras de Freud, “ ha
dejado de ser amo en su propia casa”. (“Una dificultad del psicoanálisis”,
1917, pag…) Tal vez nosotros podamos reconocer las diferentes
versiones de esa repetición y encontrar en ellas algún sentido que lo involucre.
Los
diferentes personajes parecen ser desdoblamientos de Phil. Aspectos rechazados
y proyectados, no reconocidos como
propios: sus dobles.
Representará
el viejo la propia vulnerabilidad y dependencia que Phil se empeña en
desconocer? O ¿el temido paso del tiempo? Tal vez Phil sea también aquel mentiroso vendedor que sostiene
la ilusión narcisista de tener asegurada la vida. ¿Qué le reclaman? Tampoco tolera
ser Phil aquel cordial huésped del hotel, dispuesto a un encuentro tal vez
temido.
Rasgos
todos que retornan desde lo
reprimido. Frente a la amenaza de castración, Phil quiere sacárselos de encima:
les pega, los empuja, pero retornan, insisten a pesar de él. Modos
sintomáticos, retorno de lo reprimido que incluye tanto aquello anhelado como
prohibido.
Alguna
verdad de Phil deben portar, algo intolerable vienen a decirle, saben de él más
que él mismo; como el superyó que sabe más del yo que el yo mismo. Una deuda
parece que vienen a cobrarse. Repetición tan inevitable como pisar el mismo
charco con el mismo pié. Las
burlas del destino, son en
realidad, la representación
de las imposiciones tiránicas de un superyó cruel y despiadado frente a un
sujeto pasivo y sometido. Si en el repetir no se encuentran diferencias, no hay
subjetivación y por ende temporalidad.
“Phil
como la marmota” , le dicen los borrachos anónimos con quienes se encuentra
quienes riendo continúan: “ten cuidado de
tu propia sombra” Parece que éstos algo sabían.
Siguiendo
a Freud, la compulsión a la repetición es entendida como una característica
universal de las pulsiones de retornar a un estado anterior. Modo de
funcionamiento propio del inconsciente, buscando la identidad de percepción, la
repetición de lo idéntico. La fijeza de la repetición es una muestra de la pulsión
de muerte que insiste muda. Esta falta de movilidad, propia de la retracción
narcisista, es el obstáculo para
el hallazgo y reconocimiento del objeto.
Los niños piden la repetición del mismo
cuento, algo los alivia dice Freud. Phil querría revivir aquel placentero recuerdo
en las islas vírgenes. Sin embargo aquí no hay elección.
Cuando
la insistencia se impone la
repetición es vivida más allá del placer.
Esta
compulsión a la repetición demoníaca
empecinada en marcar lo inevitable de un destino es algo que le
pertenece, aunque se disfrace de ajenidad. Al
no registrar diferencia no permite
establecer la temporalidad, es pura actuación. El desconcierto inicial de
Phil va dando lugar al enojo para
terminar desenmascarando la angustia. Lo mismo ocurre con nosotros los
espectadores: al principio nos genera gracia, luego fastidio hasta desembocar
en una molestia angustiante, lo siniestro también se nos aparece. Necesitamos construir un sentido que
permita romper la cadena automática de repetición.
Phil,
en un principio quiere aprovechar esta mala jugada del destino, pues aún no se
reconoce como parte de esta
historia. Tratando de hacer uso de lo que sabe que ocurrirá roba, juega al
límite, sosteniendo la ilusión maníaca de que “si no hubiera un mañana podríamos hacer lo que quisiéramos”. Se
entrega casi adolescentemente a la actuación.
Sometido
a un superyó (en tanto caldo de cultivo de la pulsión de muerte) que lo lanza
al goce indiscriminado creyendo que de este modo se libera de la dependencia
del objeto, triunfo maníaco como intento de eludir la amenaza de castración.
“no
voy a seguir según las reglas de otros”, dice eludiendo su responsabilidad
en tanto sujeto deseante, se aliena en un destino del que se cree víctima
La
muerte, no puede hacer tope a la repetición, Phil atormentado intenta infructuosamente
suicidarse. Lo hace de un modo mágico para así evitar el paso del tiempo, de no rozarla. Este coqueteo con la
muerte sostiene la duda constante de estar vivo: una verdadera pesadilla.
Del despertar
Comienza
el despertar: Phil se detiene frente al charco, piensa y decide no volver a
meter su pié en él.
Es
justamente el momento de quiebre, de aparición de la angustia y la necesidad de
ligarla, de encontrar un sentido, aquello que marca el comienzo de algo
diferente, lo que permite salir del infortunio del destino para convertirse en
hacedor de la propia historia. Este es el trabajo de la interpretación.
En
esa insistencia de repetición que
intenta frenar, va
descubriendo y reconociendo su interés por Rita. En un principio sólo quiere atraparla, pero sin correr
riesgos, haciendo uso de lo que ya sabe que ocurrirá.
Tal
como sostiene Freud, la contracara del
narcisismo es el amor de objeto. El reconocimiento de la alteridad, de lo
diferente y también de lo idéntico.
Rita
lo despierta. En un comienzo solo quiere conquistarla, cree que le
pertenece, quiere repetir con ella
el mismo guión conocido. La necesita, en la versión narcisista del
enamoramiento: como imagen especular y ficción de completud. En su modo
obsesivo sin correr riesgos, cree que debe responder a las demandas de Rita, a
lo que ella dice desear. Pero no se juega y eso se nota. Para seducirla apela a
la formalidad, él no está presente allí. Rita lo rechaza, lo abofetea enojada
pues descubre su impostura y falta de deseo amoroso. Phil no sabe de qué se
trata el encuentro amoroso, está atrincherado en su bastión narcisista. Quiere
responder exactamente a la demanda de ella, pero él no está allí
“esto es el amor para vos?” llega a
decirle Rita, le muestra que él solo se quiere a si mismo
De la muerte
Tal
como sostiene Camus en el mito de Sisifo, la tragedia comienza cuando el héroe
lo hace consciente, “Edipo obedece
primeramente al destino pero su tragedia comienza en el momento que sabe”, Sisifo crea su propio destino “bajo la mirada de su memoria y pronto
sellado por su muerte” Muerte/memoria/tiempo.
Pero
algo ocurre, Phil “embriagado” de
su propia omnipotencia se enfrenta
cara a cara con la muerte, en un momento inesperado. Encuentra al
indigente moribundo, quiere salvarlo, está seguro que siendo un “casi dios” no
va permitir que ello suceda. Hasta ahora
había coqueteado con la muerte, como una burla para eludirla. Pero el
hombre viejo muere. ¿Muere un padre? . En el viejo Phil ve reflejado el paso
del tiempo, se le anticipa su propia muerte. Hasta ahí negaba que el viejo era el espejo desde donde retorna
el futuro, el que ya no puede ser eludido.
La expresión de la cara de Phil cambia:
la angustia se hace sentir .La
muerte real, la pérdida, aparece en el horizonte como una marca, un trazo que
hace que el tiempo no sea eterno. Mejor dicho que comience a correr el tiempo,
el que ya no puede asegurarse.
“Era viejo, le llegó su hora” le dice la
enfermera y agrega: “A veces la gente simplemente muere”
“Pero no hoy”, contesta Phil angustiado.
Abatido, reconociendo la imposibilidad de controlar el momento de morir.
Del amor y la transferencia
“Rita vivo el mismo día….necesito ayuda”
Palabras
que comienzan a sonar. Aunque aún sigue creyendo en lo implacable del destino.
Phil no puede reconocer que el sometimiento es interno
Phil “le relata” a Rita lo que le sucede,
necesita contarlo, incluir a otro, hacerlo con otro. Ella se ofrece a acompañarlo, lo escucha, lo
aloja amorosamente y le propone encontrar un sentido a lo que le pasa. Relatar
es contar una historia, incluir el
tiempo. Historizar es encontrar que hay algo de diferente en la repetición,
salir del eterno presente indicativo.
Tal
como sucede en amor de transferencia, el
repetir se transforma en un recordar. La transferencia escenifica la repetición y se le da un nuevo sentido. Hay un
intérprete. Es justamente esta reelaboración la que permite la salida de la
inercia psíquica propia de la compulsión tanática. Dice Freud “el principal recurso para domeñar la
compulsión a la repetición del paciente y transformarla en un motivo para el
recordar, reside en el manejo de la transferencia”(“Recuerdo repetición y
reelaboración”, 1914, pag. 156)
Dice
Phil “Cualquier cosa diferente es buena”
La
salida de su cautiverio, refractario a todo estimulo le abre las puertas de la
satisfacción. Poder tolerar la
diferencia, el ritmo. Siguiendo a Freud, después de la conceptualización de la
pulsión de muerte, el rechazo al estimulo será explicado por el principio de nirvana, pulsión de
muerte. El placer aparecerá, entonces,
ligado al reconocimiento del ritmo, de la diferencia y no de la pura descarga
pulsional.(Freud, “El problema económico del masoquismo, 1924)
Invierno,
primavera, verano, otoño ciclo de vida imposible de detener, ciclo que se
replica para Freud en la sexualidad humana (y también en la filogenia). La
pretensión de frenar el tiempo es una ficción propia del narcisismo cuyo mayor triunfo podría pensarse que
sería quedar congelado, atrapado en el tiempo.
“Eres hermosa… conozco tu rostro tan bien….” “Soy
feliz ahora porque te amo. No importa lo que suceda mañana” Puede decirle al final de esta historia.
Dejan
de ser los tiempos de la repetición mortífera, son los tiempos de la
transferencia y del amor. El amor
marca el comienzo del despertar y de
la vida.
Suena
el despertador, son las 6.01 del día siguiente.
Excelente trabajo que da cuenta de los temas de la jornada.
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