sábado, 18 de agosto de 2012

El amor y las coordenadas del discurso que hacen época


Exposición de Agustina Fernández




Ubicaremos tres momentos históricos:

- El amor cortés. Sus poetas, los trovadores y el tributo a la Dama.

Surge en plena Edad Media, un mundo regido por costumbres bárbaras, donde la mujer tenía lugar en tanto bien de intercambio social. Lacan ilustra la posición de la mujer en la sociedad feudal en su Seminario VII, a partir del relato de la historia de la condesa de comminges, hija de G de Mompellier.
En contradicción con su época histórica, el amor cortés en tanto convención social y literaria, muestra una concepción idealista del amor. Un amor refinado, sublime, que excluye el goce sexual. Se diferencia por contraste del amor villano que es supuestamente cópula y procreación.
Su erótica violentaba las formas sociales constituidas, entre ellas el matrimonio Los Señores Feudales utilizaban al matrimonio como negocio para anexar tierras, heredarlas, etc. En "El amor y occidente" Denis de Rougemont dice que el amor cortés nace como una reacción de la caballería contra la anarquía brutal de las costumbres feudales.
Era un amor caballeresco y noble, afectó a círculos de cortesanos y miembros de la nobleza, que ocupaban cierta posición en la sociedad.  

Los trovadores eran poetas y cantantes que residían en los palacios, en la corte. Crearon un nuevo género poético, la poesía cortés, escrita en lengua vulgar o romance y acompañada por música. Cantaban un amor ideal, noble y siempre desgraciado. El código de amor casi ritual era: mesura, servicio, proeza, larga espera, castidad, secreto y gracia. Los trovadores le cantaban su amor a una Dama, de quien muchos autores han observado parecían dirigirse a la misma persona.
La Dama se presenta como un objeto ambiguo, enigmático, despersonalizado. Lacan advierte que es un objeto enloquecedor, un partenaire inhumano. Jamás es calificada por sus virtudes reales, sabiduría, prudencia, pertinencia. Es arbitraria en sus exigencias, las pruebas de amor que impone y siempre dice no. Se asemeja a la cruela de los cuentos infantiles. 
El caballero enamorado se convierte en su vasallo. Es inaccesible, una barrera la rodea y aísla, potencias maléficas lauzengiers, los celos, los maldicientes. Los rodeos y obstáculos se muestran como las técnicas de un amor interruptus, donde el sexo queda postergado sin fecha. El caballero corteja a la Dama pero no se trata de un juego de seducción al servicio de concretar el encuentro amoroso.

Se trata de un amor secreto y adúltero. La Dama es de origen cortesano, generalmente casada con un noble o señor feudal. El poeta oculta el objeto de su amor, sustituye su nombre por una palabra clave Senhal o seudónimo poético.

El amor cortés al excluir el encuentro amoroso atesora y oculta que la historia no se sostiene.
En Sobre la mas generalizada degradación de la vida amorosa, Freud propone que: "… el valor psíquico de la necesidad de amor se hunde tan pronto como se le vuelve holgado satisfacerse. Hace falta un obstáculo para pulsionar a la libido hacia lo alto, y donde las resistencias naturales a la satisfacción no bastaron, los hombres de todos los tiempos interpusieron unas resistencias convencionales al goce del amor."

Los obstáculos que realzan el valor del objeto, a la vez, velan la imposibilidad de alcanzarlo.
En su Seminario XX, Lacan se refiere al truco que supone: "Una manera muy refinada de reemplazar la ausencia de relación sexual fingiendo que somos nosotros quienes ponemos un obstáculo en su camino".
En "El acoso de las fantasías" Zizek, respecto de esta dialéctica entre el deseo y la prohibición, propone que la dama del amor cortés tiene el lugar del cortocircuito, donde el objeto de deseo coincide magistralmente con aquello que impide alcanzarlo. En tal sentido, la prohibición no sólo realza el valor del objeto impidiendo su acceso, sino que eleva el objeto al nivel de la Cosa, del "agujero negro" alrededor del cual se organiza el deseo.


Algunas mujeres también pueden consagrarse al servicio de una dama. Tal, es el caso de la joven homosexual de Freud.
Breve referencia a Sobre la génesis de un caso de homosexualidad femenina. Una adolescente que cambia su orientación sexual en esa época de su vida. Se desinteresa repentinamente de un niño pequeño con quien mantenía un fuerte lazo afectivo (en un rol materno según Freud) y se dedica a cortejar a una mujer algo mayor que ella y de no buena reputación. Freud explica que esto ocurre tras sufrir una decepción amorosa de su padre, quien le ha dado a su madre un nuevo hijo (hermano de la joven), cuando la muchacha esperaba se lo hubiera dado a ella. La joven en su comportamiento para con su Dama le demuestra a su padre cómo se ama a una mujer, incluso llega a tirarse desde un puente de ferrocarril cuando su amada se desentiende de ella. Este acto, ante los ojos de su padre tomado de testigo.


- El preciosismo francés. Las preciosas, la literatura y la vida de salón. La Carte du tendre.

El preciosismo, movimiento social y cultural que se ubica en la  primera mitad del siglo XVII.
Las Preciosas era mujeres ilustradas secretamente, en esa época el conocimiento les estaba prohibido. Se reunían en salones literarios, tanto en París como en provincias. La Academia Francesa en sus comienzos fue un salón de preciosos.
Las preciosas le dedicaban tertulias al amor, lo analizaban con insistencia y minucia, estudiando su nacimiento y su progreso, también las formas con él vinculadas: la rivalidad, los celos, los malentendidos, las reconciliaciones, etc.
Proponían no entregarse al él de cualquier modo, separarlo de la sensualidad y la pasión. Consideraban que la pasión alteraba el espíritu y, por eso, el mérito consistía en  amar tiernamente a sus amantes. No se trataba de castidad por una cuestión moral sino para darse valor. Consiguieron que se llamara preciosas a las damas que, elevándose por encima de lo vulgar por sus costumbres, su saber estar y la pureza del lenguaje, tenían el poder desde sus salones, de dar precio o valor a todo aquello que aceptaban.
Promovieron que los hombres se comporten a la altura que ellas exijan, con galantería y gesto para ganarse el aprecio, la admiración y el respeto de la mujer.
Hablaban con preciosismos, valoraban la justesse del término, que se diga con precisión lo que se quiere expresar. Enriquecieron la lengua con palabras y frases.

Madeleine de Scudery, la Reina de las Preciosas, tuvo abierto su salón en la década del auge del Preciosismo en París, de 1650 a 1660. Fue la primera mujer que entró en La Academia francesa. Los testimonios acerca de su vida amorosa son ambiguos, repudiaba militantemente el matrimonio, algunos dicen que se conservó virgen durante los casi cien años que vivió.
Procede de la baja nobleza de provincias, quedo huérfana muy joven y fue educada por un tío, recibiendo una instrucción muy sólida. Hablaba español e italiano, leía griego y latino. Concluyo su formación frecuentando el salón más conocido de París, "la habitación azul" de la Marquesa de Rambouillet.
Durante los años en que su salón permaneció abierto publica su novela Clelia que es leída por los concurrentes a las reuniones. Para entonces es ya la Reina de las Preciosas y recibe visitas de extranjeros que quieren conocer el mundo civilizado parisino.

El Mapa de la Ternura, incluido en el primer volumen de Clelia, es una alegoría geográfica del camino que conduce al verdadero amor. Representación topográfica donde el amante encuentre el camino a su dama (desde la ciudad Nueva Amistad) entre muchas pruebas y peligros (los mares de la Enemistad, el lago de la Indiferencia). Recorrido por tres grandes ríos (Estima, Reconocimiento, Inclinación), sembrado de ciudades (Estima Amorosa, Reconocimiento Amoroso, Inclinación Amorosa) y de aldeas (Bellos Versos, Generosidad, Corazón Grande, Dulce Misiva, Sensibilidad/Negligencia, Olvido, Perfidia, Orgullo).
El detalle de llamar Tierra Desconocida el punto de llegada del viaje alegórico del Amor, un lugar común con La Dama de los trovadores, siempre inalcanzable.

Las Preciosas proponen que la mujer debe ser amada de un modo particular, dan lecciones a los hombres acerca del amor, del verdadero amor, de cómo amar a una mujer y, a su vez, la sociedad, el público a quien se dirigen se propone como testigo invisible.


- La tiranía del tiempo, una marca de la época. El lazo de amor y la sexualidad. Lo transitorio y la velocidad. La máquina, el consumo.

En el último siglo se ha operado una fuerte transformación de las relaciones sociales, cuyos efectos aún vislumbramos. Consideremos al amor contemporáneo intrincado en estas transformaciones epocales, con un incremento e imbricación de la tecnología en la vida cotidiana.
Podemos ubicar en la época dos dimensiones del tiempo en oposición y alternancia: el tiempo acelerado que se presenta discursivamente como “no tengo tiempo” y el tiempo detenido en la forma “me tomo el tiempo”.

Desde la sociología, la filosofía, el psicoanálisis y un poco de literatura, algunas notas para pensar, interrogarnos

En Amor liquido, Zygmunt Bauman propone que “el habitante de nuestra moderna sociedad líquida” es un hombre sin vínculos. La modernidad líquida muestra “una extraña fragilidad en los vínculos humanos”. Considera que las relaciones humanas se han constituido en un tema en sí mismo y que ha sido ubicado en el centro de atención. A su criterio, una relación significa el placer de la unión y, a la vez, el horror del encierro. Actualmente se habla de conectarse, estar conectado, más que de relacionarse, de redes en lugar de pareja. La pareja resalta el compromiso mientras que la red es una matriz que conecta y desconecta a la vez, donde conectarse y desconectarse es una elección, es de fácil acceso y salida.
Entiende que “cuando se patina sobre hielo fino la salvación es la velocidad”, cuando la calidad del vínculo no da sostén, se busca pasar veloz, seguir en movimiento.
Nos advierte que “la definición romántica del amor hasta que la muerte nos separe ha pasado de moda. Los estandares del amor hoy son más bajos. Hay abundancia y disponibilidad de experiencias amorosas”. Podríamos preguntarnos si se trata de experiencias amorosas, si se trata de experiencia sexual sin experiencia amorosa, si podemos diferenciar la sexualidad del amor.

La cultura del consumo es partidaria de los productos listos para uso inmediato, las soluciones rápidas, la satisfacción instantánea, los resultados que no requieran de esfuerzos prolongados, las recetas infalibles, los seguros contra todo riesgo y las garantías de devolución del dinero. Desde esta lógica el tiempo para el amor, para el rodeo es inútil, es pérdida. El amor implica una demora de la satisfacción que es un sacrificio aborrecido en un mundo entregado a la velocidad y la aceleración.
Argumenta, este autor, que comprometerse en una relación a largo plazo es una espada de doble filo. En la moderna era líquida las relaciones al igual que la adquisición y cuidado de los bienes externos deben pesar sobre los hombros como un abrigo ligero que puede dejarse de lado en cualquier momento.

En su conferencia sobre “El amor y el psicoanálisis”, Alan Badieu sostiene que el amor es una de las grandes pasiones de la existencia junto con la política. Es un tema de contradicción entre la filosofía y el psicoanálisis. Para la filosofía el amor es por la verdad. Para el psicoanálisis no hay amor por la verdad, éste se interesa por la relación entre amor y deseo.
Parte de un lugar común: el amor es una experiencia del dos, un paso del uno al dos. Clasifica las teorías del amor a partir de la idea del pasaje del uno al dos y ubica tres posiciones:
1. El dos es uno y uno. La suma de dos soledades, es una ficción de una relación. El amor es un engaño, una decepción, lo único real es la relación sexual. Tesis clásica, pesimista.
2. El dos se convierte en uno. Amor como fusión, deshace la diferencia entre ambos sujetos. Teoría romántica, fusional.
3. El dos está destinado al tres, el amor sobrepasa el uno y el dos. La creación de la familia, el hijo como tercer término. Teoría familiar reproductiva.

Somos los contemporáneos de una transformación de las figuras sexuadas de la sociedad, tenemos otra visión de la diferencia de los sexos, incluso de la diferencia, de la pareja. Las tres concepciones descriptas están en crisis. Toma a A. Rimbaud “el amor debe ser reinventado”.
Propone una cuarta concepción: El amor es transformación del dos, es el pasaje de un dos pasivo a un dos creador. Pasaje del uno a uno al dos. Ese pasaje comienza por un acontecimiento. Dice: “todo amor es un encuentro y ese encuentro es el acontecimiento inicial de todo amor, cuando alguien se enamora”. El encuentro es un acontecimiento. Cuando el amor es declarado el dos entra en lo simbólico, cuando es nombrado, es el nacimiento del dos en lo simbólico.
No tiene que ver con la posición sexual. El amor es la experiencia de la diferencia en el mundo. Experiencia prolongada, difícil y frágil. Lo que amenaza al amor es la tentación del uno. El amor en su propia duración, no es un instante maravilloso, no es un comienzo seguido de una decepción, es una construcción en el tiempo. Es la invención de la temporalidad del dos. Toda esa experiencia fracasa cuando el dos vuelve a caer en el uno y uno. El amor es una exigencia porque es duración. La crisis del amor es cuando se desajusta la temporalidad amorosa.
En “La maldición sobre el sexo. Amores sin modelos”, Collettte Soler sostiene el discurso actual tiene la característica de no cubrir más la hiancia de la relación sexual. A pesar del universal de la no relación sexual, según las épocas, el discurso responde a esa hiancia cubriéndola o no.

En nuestro siglo el matrimonio como lazo social tiene como razón de ser el amor, lo cual  constituye una novedad, los así llamados matrimonios por amor son bastante recientes en la historia.
Según la autora, las figuras del amor en nuestro siglo han decaído, ya no tenemos mitos del amor, amores míticos paradigmáticos, que se produjeron en el pasado
- el amor homosexual a la antigua que es un paradigma, una figura que une al hombre maduro y el adolescente, una relación también educativa, pedagógica, iniciática.
- el amor cortés, esa gran invención de la literatura de una época
- el amor precioso, de las Preciosas, ambos aplazan el encuentro final.
Propongo sostener la pregunta ¿por qué el siglo no es favorable a los mitos del amor? Aún cuando la autora responda por un efecto de esquizofrenización. La ciencia y las producciones de objetos de la técnica cautivan una parte de la libido, a la que embaucan sin satisfacerla, y ocupan el lugar de la ausencia de relación, como pobres paliativos. En la actualidad tenemos un mercado de imágenes en tanto status de semblantes.
Ya no tenemos paradigma del ideal del amor, tenemos amores en plural, amores sin modelos, algo nuevo en la historia.

En este contexto, propongo leer algunos fragmentos de la novela “La lentitud” de Milan Kundera, de las muchas líneas posibles que este texto nos ofrece generosamente, puntuaría aquí, aquel diálogo imposible entre el caballero del S XVIII que viaja en carruaje tirado por caballos y que se abandona a los recuerdos de sensaciones, olores, imágenes de la noche de amor vivida, y el motociclista del S XX fascinado y entregado al éxtasis de la velocidad de la máquina que lo desconecta de la percepción de su propio cuerpo y la temporalidad, que se propone olvidar lo antes posible.


miércoles, 15 de agosto de 2012

"Viudas", de Marcos Carnevale - Trailer

"Viudas", Sobre el amor y el deseo en la posición femenina. Adriana Anzuola





Amor y deseo:
   Me convocaron para articular estos términos psicoanalíticos con la película “Viudas”. En ella vemos principalmente un triángulo amoroso: Elena, Adela  y Augusto. Con la particularidad de que Augusto se muere al comenzar la película.
   Quisiera mencionar algunos lineamientos teóricos antes de ver el video ya que después los voy a articular en el comentario:
·      Pensemos el lugar de única para el Otro: la necesidad de ocupar un lugar preferencial, hacerse imprescindible para el Otro y así negar la propia castración.

·      La necesidad de sostener el deseo y la relación hacia la Otra mujer: No tiene que ver con la homosexualidad, intenta identificarse con el objeto deseable, la Otra mujer. Este intento de identificación con la mujer significa que no existe la seguridad de serlo.

·      La disociación de la vida erótica: Sabemos desde Freud que mientras que para los sujetos femeninos amor y deseo convergen en un mismo objeto, para los sujetos masculinos, en muchos casos, no. Las corrientes psíquicas, tierna y sensual permanecen disociadas.

Datos
   La película no tiene desperdicio. Por eso quisiera contarles algunos datos que por una cuestión de tiempo no pude incluir en la proyección.
   Elena es una directora de documentales, se la ve exitosa laboralmente y durante la película está dirigiendo un documental acerca del amor, que consiste en entrevistas a mujeres. Mientras que Adela, con una actitud bastante adolescente, es una estudiante crónica, estudia periodismo hace 3 años deja y vuelve a empezar. A raíz de la pérdida de su amor pierde su trabajo en una radio, y el depto. en el que vive cuyo alquiler pagaba Augusto.
   Un personaje interesante es Justina, “la que canta la justa” la empleada doméstica. Justina, actualmente un travesti empezó a trabajar con ellos cuando era Nelson, un adolescente varón. Cambia su identidad sexual estando en esta familia. Aparece como la confidente de Augusto, se la ve  enamorada de él. Ella sabía de la relación entre Augusto y Adela. Tiene la llave de la caja fuerte de Augusto. Y aparece en relación con Elena en una actitud de protección y al mismo tiempo de censura, en muchas escenas se la ve “cantando la justa”.
Proyección de las escenas 
Viudas, comentario:
   Es interesante empezar pensando la película ya desde  el título. En el mismo vemos, supongo que adrede, cierto borramiento de las diferencias, no es “las mujeres”, “la viuda”, “la viuda y la amante”, y los que nuestra imaginación permita, hay un intento de poner a las dos protagonistas en el mismo plano. ¿En qué plano las podríamos igualar? A mi entender es precisamente en el amor. El título las iguala por el amor hacia Augusto. La canción de amor que musicaliza los recuerdos con Augusto es la misma para las dos.  El amor hace más, no solo las deja a las dos “viudas”, igualadas, sino que también las une entre ellas. El amor por Augusto las une en el momento de la muerte, Elena por ser la “legalmente viuda” y Adela por estar con él en el momento de su crisis. Luego del intento de suicido, Elena por amor la lleva a vivir a su casa. En el final el bebé fruto del amor y representante de Augusto las vuelve a unir. Que el amor une ya lo sabemos desde Freud, Eros o pulsión de vida tiende a unir “mantiene la cohesión de todo lo que vive”, nos dice. También veremos cómo va surgiendo el vínculo amoroso entre ellas, con sus similitudes y diferencias.
   Vemos a las dos protagonistas con actitudes muy diferentes ante la muerte de Augusto. Por un lado Adela angustiada y superada por la pérdida, sumida en la tristeza y en la desesperanza. Pierde todo, casi su vida.
   Por otro lado está Elena, la viuda legal, quien con la presencia de Adela “descubre” no haber sido la Única para el Otro. Leemos en Freud “… la niña que quería ser la amada predilecta del padre se verá “arrojada de los cielos”  a raíz de “dolorosas desilusiones acontecidas”.
   Llena de odio, más conectada con el enojo que con la tristeza. El amor hacia Augusto queda eclipsado, suspendido, al enterarse de la existencia de la amante Adela. Una manera de defenderse y mantener alejado el dolor por la pérdida. Justina le dice “¿ya está? ¿Cortito el duelo, no?” En toda la película la vemos arreglada, impecable. Nos muestra una imagen yoica sin fisuras. “armada hasta los dientes” podríamos decir, casi siempre con la cabeza sujetada con pañuelos como turbantes; para que las ideas no se le salgan de control, se me ocurre.
    Aparece entonces el enojo por un lado por no haber sido la Única para el Otro, pero además lo intolerable es no poder sostener la idealización hacia su marido “yo que lo quise tanto, tanto” podríamos pensar “yo que lo tenía tan, tan idealizado.” En una escena Elena dice lo que significó Augusto para ella: “…lo amé profundamente, siempre pensé que era una persona maravillosa, un hombre en el profundo sentido del término, un Señor que te hace sentir a salvo, firme, sólido.”
   Podríamos pensar que Para Adela y Elena se les ha muerto el Padre, como supuesto portador del falo. Vemos a nuestras protagonistas empeñándose en sostener a un Otro ilimitado, el Padre Ideal primitivo, muerto desde siempre.
   Elena ahora sabe que no fue la única. Después del acting de Adela, se empieza a interesar por la relación de ésta con su marido. Cómo se conocieron, cuánto hacía que estaban juntos, etc. Otra era el objeto de deseo. Adela es ahora la Otra mujer que sabe…. “quisiera saber por qué lo hizo”. Podríamos pensar que la pregunta que la guía al departamento de “los amantes” es la pregunta por la femineidad. Qué hay que hacer para ser una mujer, qué es una mujer. “vos lo cogías mejor que yo?” frase dicha  en una escena posterior aunque implícita en este momento.
La pregunta por la mujer está en ambas
    “Espía de los secretos del amor”, la Otra sabe, el hombre la desea, intenta saber qué desea el Otro en la Otra mujer. “No se trata de homosexualidad…  es un intento de identificación con el objeto deseable”.
Algo cambia para Elena:
   Ir al departamento de Adela marca un cambio subjetivo para Elena. Durante 5 años no supo nada de ésto, resalto la doble negación, sostuvo al Padre ideal. Ahora el Otro cae como un mortal habiendo caído en brazos de la Otra. Es un comienzo de elaboración del duelo, el Otro empieza a aparecer más humano, deseante, castrado. Había sido en parte un extraño al que ahora estaba descubriendo. Vemos cómo  aceptar algo de esta relación la tranquiliza. Dar por perdido lo perdido. Implica una cierta aceptación de la castración y actúa como límite al goce. Es clara la expresión de tristeza y de alivio al descubrir en las fotografías de la pared el amor entre Adela y Augusto. Como en el recorrido del análisis en el que intentamos por medio de la interpretación producir algo en relación a la división subjetiva, producir ese efecto de sujeto allí donde estaba el yo como unidad. Este descubrimiento rompe la consistencia yoica de Elena.
    Más adelante dice: “Cómo amé yo a este hombre”, conectarse con el amor y la tristeza por la pérdida, doble pérdida, le permite cierta elaboración del duelo así como relanzar el deseo, ahora Elena podrá interesarse por otro hombre.
Con respecto a Adela
   Si bien la situación para ella es algo diferente, siempre supo de la existencia de Elena, también para ella Elena es la Otra mujer, admirada, idealizada, la elegida por Augusto, el objeto de deseo del Otro le dice:  “él la amaba, decía que no podía vivir sin usted…”
   Podemos pensar que Adela necesitaba de la existencia de Elena como la Otra mujer. Desde el inicio de la película aparece buscándola como a una madre. Ya desde el sanatorio la nombran como la hija y ella lo asume. Esto nos hace pensar en la relación de las mujeres con la historia preedípica y la dificultad de realizar el desasimiento de la madre.
   Así como en el análisis el sujeto dirige su síntoma a Otro porque cree que sabe, y a la vez intenta hacerse amar por este Otro, Adela se dirige a Elena e intentará hacerse amar por ésta. La busca en el cementerio, el día de su cumpleaños, le lleva flores, la espera en su casa, le dice que la necesita, que no puede estar sola, etc. la busca como a una madre.
   El Acting de Adela es claramente un llamado hacia la Otra mujer. “yo le dije al chino que la llamara”.
   En otra escena vemos la necesidad de Adela de identificarse con Elena, necesita ponerse en la piel de Elena, dice: “es insoportable pensar que pudo haber estado enamorado de otra persona, a mí también me hubiera gustado ser la única” ella supone saber lo que le hubiera gustado a Elena.
Que le ocurre a Augusto
   Sabemos algo de él por los relatos y recuerdos de las protagonistas. Y sus últimas palabras fueron: “cuidala… no va a poder sola”. Augusto le deja a la esposa un legado importante en el cual las diferencia, la coloca a Elena de alguna manera en el lugar de madre. Qué era Adela para Augusto? Parece que la cuida como a una hija. La diferencia de edad, él había sido el profesor, pagaba el alquiler del departamento de ella…
   En una escena Adela le dice  “él decía que no podía vivir sin usted, que no se imaginaba la vida sin usted… su matrimonio funcionaba” a lo cual Elena responde “¿ah sí, Y vos dónde entrás?”
   Pensamos en el amor idealizado hacia Elena y sostenemos la pregunta ¿dónde entra Adela? Queda claro que para él no están en la misma posición.
   Sabemos que se veían 4 ó 5 veces por semana “nos divertíamos mucho”. Ya hacia el final de la película Adela le dice: “…al final no lo quería tanto”… “cómo perdimos el tiempo, Ud. No lo amaba, como creímos que lo amaba”. ¿Qué hubiera sido no perder el tiempo? Solo tenemos la palabra de Adela.  
   Ayudémonos con Freud que en la segunda de sus Contribuciones a la psicología del amor” nos dice “…que haya algo en la naturaleza de la pulsión sexual misma, desfavorable al logro de la satisfacción plena” Ningún objeto subrogado del objeto originario satisface plenamente, esto según Freud explicaría  la falta de permanencia en la relación de objeto o el “hambre de estímulo” “que tan a menudo caracteriza la vida amorosa de los adultos”.
   Aunque la película nos muestra una relación de amor entre Adela y Augusto, y los recuerdos de ambas tan similares, podemos pensar en la degradación de la vida erótica, para Augusto no parece haber sido lo mismo la relación con Elena que con Adela. Elena es La mujer idealizada y Adela es la amante.
Por último; la rivalidad y el amor van fluctuando en distintos momentos de la relación entre ambas protagonistas. Al principio se ve la rivalidad entre ellas, (mucho más de Elena hacia Adela) rivalidad en torno a Augusto que luego, al reconocer Elena la relación de amor paralela de su marido, va cediendo, dando lugar al amor tierno entre ambas. (Elena la cuida, la invita al estreno) Con el embarazo de Adela resurge la rivalidad, Adela tiene algo de Augusto que Elena nunca tuvo. Es necesaria una separación. En la escena final, la vida, eros, el bebé vuelve a posibilitar la unión, el amor tierno.
Una referencia al documental sobre el amor:
   Una mujer dice: “intenté suicidarme 27 veces por amor, porque yo dejé de amar”, dice que lo volvería a hacer “no concibo una vida sin amor”. (Esto recuerda al libro que muchas pacientes nos comentan: “Las mujeres que aman demasiado”) Algunas mujeres dan todo por amor. Son las que viven para colmar al Otro, consagradas a satisfacer lo que suponen es el deseo del otro. Otro que va a demostrar no ser merecedor de semejante sacrificio.
   Otra habla de una maldición árabe “ojalá te enamores, andá, probá enamorarte”. ¿Será un castigo enamorarse?
   Adela va al estreno y dice que el documental es tristísimo, ¿será la única forma de amar?  
   Otra postura parece ser la del profesor quien refiriéndose al Werther de Goethe y su protagonista, un joven extremadamente sensible, el cual se suicida a raíz de un amor no correspondido, pregunta: ¿se puede amar así?
   Elena es la que dirige el documental, ¿será la que sabe? Y sin embargo estuvo 5 años durmiendo con un hombre sin enterarse de que tenía una amante. O ¿será para intentar saber? Alguien  sabrá sobre el amor. Tal vez a través de la interminable secuencia de experiencias algo sobre el amor podrá ser recortado.


domingo, 12 de agosto de 2012

Un recorrido del amor..., por Galdys Lepek, en la jornada del 11 de agosto



 
Podemos ubicar que desde los primeros desarrollos de Freud en la neurosis, plantea un conflicto entre el Narcisismo y el deseo.
Una división irreductible, entonces entre el amor, si lo relacionamos con el narcisismo, y el goce sexual.
Esta división hace cabalgar a la vida amorosa en una lógica de escisión : si se ama no se desea, si se desea no se ama.
Con Introducción del narcisismo intentará encontrar una resolución a esta  disyunción. Hablará de la dimensión narcisista del amor.
Este es el recorrido elegí para compartir con uds. Hoy.
Voy a tomar : “Introducción del narcisismo” y los desarrollos acerca del amor en Psicología de las masas y análisis del yo”

EL AMOR ENFERMEDAD

Voy a leer un párrafo de “Introducción del narcisismo” cuando sitúa Freud al amor como enfermedad, dice:
“Un fuerte egoísmo preserva de enfermar, pero al final uno tiene que empezar a amar para no caer enfermo, y por fuerza enfermará si a consecuencia de una frustración no puede amar”
En esta cita se puede leer una serie:
El egoísmo preserva del amor –
amar permite escapar al destino trágico de Narciso –
En la dirección al objeto, éste será rehusado por su condición.
Una lectura posible de esta cita , nos lleva al tiempo de la Versagung: no es acaso un amor rehusado el que condena al neurótico a una enfermedad que ignora?.
Momento inaugural en que se abre la dimensión del fundamento del amor, como un amor reprimido.
El neurótico entonces, está enfermo de un amor que ignora.
En la pasión se ama como un enfermo.
Por este camino llegamos a:

LA DIMENSION NARCISISTA DEL AMOR

Podemos decir que Freud no habla puntualmente de la pasión.
Habla de enamoramiento , como un desborde de la libido yoica sobre el objeto.
Dirá que tiene la virtud de cancelar represiones y de restablecer perversiones. Así puede leerse en el enamoramiento una lógica entre la transgresión y un “sin bordes” en el “éxtasis amoroso”.
Freud habla de éxtasis amoroso, en una nota al pie en Schreber , éxtasis como punto de cruce entre la pasión y la locura.
En esa nota , citando a Tristán e Isolda de Wagner,  habla de un  “sepultamiento del mundo” en el que se funden los amantes. Para quien ama,  el objeto absorbe todas las investiduras del mundo externo.
Ellos se aman y la poción que beben parece,  dar cuenta, que cuando el amor y la muerte   quedan unidos, se presentifica,  un sin límites.
La poción que toman los amantes tiene un empuje mucho más intenso que la prohibición del incesto.
Esta cita nos lleva por el desfiladero de esa “masa de dos”,  metáfora que Freud recrea para dar cuenta del  enamoramiento como un estado de hipnosis. En el apartado: “Enamoramiento e hipnosis” de Psicología de las masas y análisis del yo.
Idealización, fascinación y servidumbre son las marcas de un enamoramiento que excluye “toda satisfacción sexual”.    
El objeto amado ocupa el mismo lugar que el hipnotizador, el lugar del Ideal del yo. Los enamorados arman una comunión , una “multitud de dos”.

Es interesante retomar la referencia que hace Lacan en el Seminario XI respecto de la identificación en la constitución de la masa en especial.  
Para Lacan “la hipnosis no es un buen objeto de comparación para la formación de masa, porque es idéntica”.
La naturaleza de la hipnosis se juega    en la superposición del ideal y del objeto a. Un eclipse entre el objeto y el ideal.
Entonces si el abandono de la hipnosis abrió paso al psicoanálisis, recordemos que para Lacan es en la distancia entre el Ideal y el objeto a, lo que define la dirección de la cura.

EL AMOR AL SABER
El amor se liga al saber.

Del apéndice de Psicología de las masas voy a tomar una cita al pie de Freud muy interesante de la obra de  Moliere en “Las mujeres sabias”:
El texto dice: ¡Qué el señor sabe griego? ¡Ah señor, conceded la gracia de que se os abrace por amor al griego!
El neurótico, como las mujeres sabias, intentará abrazar al analista por amor
al saber  que le supone.   
Asi, el hablar en la transferencia lleva inevitablemente al amor.
Me pareció interesante recordarles de la correspondencia de Freud con Jung, el tramo de una carta cuando le escribe: …”ser calumniado y quemarse en el fuego del amor con el cual trabajamos, son los riesgos del oficio…” [1]
Es interesante retomar acá cómo pone a trabajar la transferencia Lacan.
La transferencia  se sostiene en dos caras: en la suposición de saber y  el amor consecuente ; y la otra cara: en la suposición de deseo como motor de la demanda. Es el deseo del analista como pura diferencia y no su saber, el que da garantía a su práctica.

Entonces, en la cara al saber, la transferencia se sostiene en una suposición que  a la vez se vuelve obstáculo.
Lacan da un paso en más y afirma en contraposición a Freud: el saber no despierta deseo. El saber despierta amor.
Un amor que hace existir al Otro, al que el neurótico dirigirá su demanda de ser amado.
Decimos que el amor de transferencia hace obstáculo.
A qué?  Al  trabajo del inconciente,  hace fracasar la emergencia del deseo.
Superposición del ideal y el objeto. Cierre a toda posibilidad de apertura del inconciente. Camino que conduce a un sin salida.
Cuál?  Que el saber toma existencia. Se vuelve posible  el saber como un todo. El todo se vuelve posible
 A esta altura cabe la pregunta: el amor al saber no alimenta acaso la pasión por la ignorancia?


LAS PASIONES DE AMOR Y ODIO
Una pequeña viñeta

Hace muchos años, un hombre de unos sesenta me es derivado con una doble advertencia, circuló por los consultorios  de destacados analistas de los años 70 y es insoportable.
Quien me lo deriva para redoblar la puesta, agrega una más, que estuviese atenta;  sus dos últimos tratamientos fracasaron cuando ambas analistas se embarazaron.
A la primera entrevista llega puntualmente.
Diez minutos antes se produjo un corte de luz. Mi consultorio estaba en un piso 23. Lo espero en la puerta. Llega, le comunico la situación.
Enojado me grita: cómo puede ser? Estoy acá y no me va a atender!
(Obviamente no era un paciente como para atender en una urgencia en el bar de la esquina)
Le explico que la situación me tomó de sorpresa como a él. Se calma y combinamos otro horario.
A partir de la primera concurrirá puntualmente.
Llega a la consulta luego de tener que enfrentarse con un diagnóstico que le acercaba el horizonte de un  final. 
Oscilaba entre fuertes crisis de angustia y eclosiones de intensa irritabilidad.  Debo reconocer que en más de una ocasión cierto temor me sobresaltó.
Sus relatos monótonos discurrían en recuerdos de una infancia teñida de maltratos por parte de una madre austera y fría y un padre que lo castigaba obligándolo cotidianamente a arrodillarse sobre maíz .
Era un marino mercante que había pasado casi 40 años de su vida en altamar.
Los días en tierra se le volvían insoportables, los lugares se familiares eran  inquietantes y  la vecindad le era intolerable.
Su vínculo más duradero fue un tratamiento de veinte años con un psicoanalista y luthier, del cual conservaba un muy buen recuerdo.
En cada entrevista, sentado de frente, me miraba atentamente, escrutando cada movimiento, podría decir cada movimiento de los músculos de mi cara.
Oiga! Ud. Me está escuchando?. A ud. no le importa lo que le cuento.
Su relato monótono se alternaba con afirmaciones de mi decidido desinterés.
Atento a los minutos exactos de cada sesión que incluían también el conteo del   tiempo de los 23 pisos por ascensor.
A poco de andar me embarazo. Al descubrirlo me interroga: Oiga!, (nunca me nombraba), ud. no estará embarazada, no?
Si, y?
¡Cómo se le ocurre! Otra vez! Son todas iguales!!Se embarazan, ud. no me va a escuchar más. Yo a ud. no le importo!. No me quiere, cómo voy a hacer!
Me va a decir lo que me dijeron las otras?.
Me va a interpretar que me molesta el embarazo suyo. Que rivalizo con los bebes. No, no lo soporto. Me voy de acá.
A esta altura la situación se había vuelto embarazosa. Mientras los escuchaba, me preguntaba: cómo intervenir para no quedar encinta?
Se me ocurre decirle: Si ud. Quiere partir puede hacerlo, yo estoy dispuesta a trabajar con ud. El embarazo es un acontecimiento de mi vida personal, yo puedo seguir trabajando con ud.
Me responde, oiga esa panza va a crecer, se agarra la cabeza, otra vez lo mismo! La odio, llora, a ud. no le importa nada.
Lo interrumpo y nuevamente le digo: Yo trabajo con ud. Y estoy dispuesta a seguir haciéndolo, y ud?
Se calma, y me responde con una pregunta: cuánto tiempo no va a estar?
 Decidí responder: en principio estimo suspender por 40 días. Cuando estemos cercanos a la fecha de la licencia, lo volvemos a hablar.
Este hombre continuó. Sostuve a cada demanda de amor  o vociferación de su odio, la misma estrategia: yo estoy dispuesta a trabajar con ud.
Interrumpimos las sesiones en el tiempo establecido y al dia 40, el timbre del te se  escuchó:  Oiga cuando me va a atender? Puede ser en mi día ?
Acorde el mismo día y horario y continué sosteniendo la misma  estrategia.

 La intención de traer esta viñeta al presente, después de tantos años, me permitió con más recorrido que 20 años atrás, poner a trabajar una pregunta.
Cuál fue el efecto de esa intervención, que se me ocurrió llamar estrategia.
Este hombre de entrada puso en juego la pasión.
Diría que fundamentalmente, la del odio.  Si como plantea Lacan en La dirección de la cura,  las pasiones del ser, amor y odio se desplegarán en la transferencia.
La pasión de amor como pasión imaginaria en este caso, se puede leer como la  demanda de presencia  permanente al punto de demandar la inmovilidad del otro que se le vuelve un Otro consistente y  asfixiante.
Punto de viraje al odio, en tanto aparece cualquier alteridad.  Emergencia de lo no especular .
Si el amor demanda el Uno, el odio aparece cuando el campo especular , la imagen ,no devuelve una investidura completa.
La ilusión de la totalidad, cae. La emergencia del odio marca que no hay un Uno.
Volviendo a este paciente, podemos leer la pasión  amor – odio como recurso ante el desamparo?  de un Dios padre que lo rechazó y lo condenó al eterno exilio en altamar, como extranjero en su ciudad?






[1] Cartas de Freud a Jung, carta del 9 de marzo de 1909

martes, 17 de julio de 2012

Transferencia y amor, Alicia Hendel


Clase del 16 de junio 2012 dictada en Mardel Plata,
                                                                                                   
Muy tempranamente Freud descubre la transferencia asociada con el amor, no bien observa de que modo sus pacientes histéricas, volcaban en su persona esas expectativas amorosas. En “Estudios sobre la histeria” (1895), la transferencia es entendida como “falso enlace”, dando a entender que el objeto actual, el analista, es sustituto de otro que permanece bajo represión. La transferencia sería efecto de una sustitución propia de los mecanismos inconscientes, del mismo modo que los síntomas o el contenido manifiesto de los sueños, sobre los cuales se desplaza el deseo inconsciente, desfigurando su sentido inconsciente.
Podemos decir que habría un amor primario edípico, que tendría impedido su acceso a la conciencia por obra de la represión y aprovecharía esta capacidad de desplazamiento de la carga libidinal para expresarse cuando se dan las condiciones desde la realidad. La situación analítica sería una de esas condiciones. En “Sobre la iniciación del tratamiento” (1913), Freud nos dice respecto del analizante, “…La primera meta del tratamiento sigue siendo allegarlo a este y a la persona del médico…Si se le testimonia serio interés, se pone cuidado en eliminar las resistencias que aparecen al comienzo y se evitan ciertos yerros, el paciente pos sí solo produce ese allegamiento y enhebra al médico en una de las imagos de aquellas personas de quienes estuvo acostumbrado a recibir amor”.
Freud piensa que la transferencia positiva, es la fuerza más poderosa con la que cuenta el analizante para vencer la enfermedad, poniendo cuidado el médico en interpretar las transferencias erótica y hostil que impiden el avance de la cura, tornando el amor en enamoramiento y su lógica frustración en hostilidad. En “Sobre la dinámica de la transferencia” (1912), Freud le da a la transferencia un estatuto universal al decir que “…todo ser humano adquiere una especificidad determinada para el ejercicio de su vida amorosa, o sea, para las condiciones de amor que establecerá y las pulsiones que satisfará, así como para las metas que habrá de fijarse”. También señala que la porción insatisfecha de las expectativas de amor de una persona se volcará hacia cada nueva persona, en especial el analista e “insertará al médico en una de las series psíquicas” inconscientes, en especial de la “imago paterna”. Esa insatisfacción de amor que motoriza la transferencia también va a ser motivo de nuevas frustraciones ahora volcadas en la figura del analista preparando el terreno para ver surgir en la transferencia un motivo de resistencia a la cura.
Hasta acá, la transferencia y la satisfacción de la expectativa de amor que la sustenta, motoriza el trabajo de hacer consciente lo inconsciente pero pronto Freud se encuentra con la paradoja de que la transferencia se vuelve resistencia y en especial, cuando las asociaciones cesan, Freud agrega en una nota al pie, cuando “realmente faltan”, cuando se bordea un “núcleo patógeno” dirá en otro momento y lo que emerge en su lugar es “una ocurrencia relativa a la persona del médico”. Freud lo adjudica a una resistencia de las fuerzas que provocaron la represión que no quieren entregar sus satisfacciones sustitutivas en el síntoma y la fantasía. También agrega que el trabajo de penetrar hasta lo profundo del complejo patógeno hace que las ocurrencias del material asociativo, no bien se presten para ser transferidas sobre la persona del médico, van a aprovechar tal desplazamiento porque sirve a la resistencia dado que permite desfigurar una vez más, aquello no tolerado del trauma sexual. Todos los sentimientos tiernos y amistosos, dice Freud, se remontan a fuentes eróticas. Lo que se pone de manifiesto, en la investigación freudiana, es que llegado un punto, las asociaciones que permiten el acceso a lo reprimido, van cediendo su lugar a la actuación, a la puesta en acto de estas constelaciones.
Freud se va acercando a un callejón sin salida al comprobar que la transferencia sobre el analista, inevitablemente va absorviendo lo más intolerable de una cura y quizás lo imposible de la misma, si se pretende conducir la enfermedad a un trauma infantil edípico que puede ser traducido a la conciencia alcanzando una significación plena y con ello alcanzar la solución del síntoma. Dice Freud: “…Las mociones inconscientes no quieren ser recordadas, como la cura lo desea, sino que aspiran a reproducirse en consonancia con la atemporalidad y la capacidad de alucinación de lo inconsciente. Al igual que en el sueño, el enfermo atribuye condición presente y realidad objetiva a los resultados del despertar de sus mociones inconscientes; quiere actuar (agieren) sus pasiones sin atender a la situación objetiva”.
Freud reconoce las limitaciones de un método que pretende reconducir la cura a un mero saber intelectual y a una causalidad histórica de la misma y planteará que la lucha entre “discernir  y querer actuar” tendrá que librarse en el terreno de los fenómenos transferenciales que permiten “volver actuales y manifiestas las mociones de amor escondidas y olvidadas de los pacientes; pues, en definitiva, nadie puede ser ajusticiado in absentia o in effigie”. Será el terreno de la transferencia sobre el cual se actualizarán los conflictos dando lugar a una “neurosis artificial”, una “neurosis de transferencia”, en la cual se escenificarán las mociones reprimidas imposibles de recordar, que el paciente sólo podrá valorizar, reconocer, en tanto las pueda vivenciar como algo actual. La labor interpretativa del analista aportaría coherencia y significación a lo olvidado poniendo un límite al principio de placer que gobierna los procesos primarios que tienden a la satisfacción alucinatoria en el aquí y ahora transferencial.
En “Recordar, repetir y reelaborar” (1914), Freud concluye que la labor de rememoración tiene un límite, no todo puede ser recordado sino que el paciente vivencia su enfermedad como algo actual y la transferencia es “una pieza de repetición” y “la repetición es la trasferencia de un pasado olvidado”, pasado que se encarga de aclarar, pudo haber sido nunca consciente porque en ningún tiempo se lo advirtió. El trabajo de análisis empieza a incluir otros elementos que un hecho real acontecido, a saber, fantasías, procesos de referimiento, nexos, mociones de sentimientos, vivencias muy tempranas de la infancia que en su momento no fueron comprendidas pero que alcanzaron alguna interpretación con efecto retardado, sobre las cuales es imposible despertar un recuerdo.
Vemos como entre la realidad a la cual se remitía en un comienzo la enfermedad y esta última, comienza a cobrar relevancia la estructura subjetiva, el valor de la fantasía, los recuerdos como siempre parciales y encubridores de un pasado que no guarda ninguna continuidad sino que se retranscribe constantemente a nivel inconsciente y una sexualidad que se expresa en pulsiones parciales que no abarca ninguna totalidad. Por otro lado, podemos preguntarnos que si el amor es siempre repetición de un amor original, el amor sería indiferente al objeto sobre el cual se desplaza y si es así, ¿qué estatuto cobra el objeto original si el objeto para el psicoanálisis es el objeto perdido del deseo? ¿el amor es por un objeto o como plantea Lacán, el amor apunta a un más allá del objeto, a la falta que lo constituye y que lo torna amable?
En “Puntualizaciones sobre el amor de transferencia” (1914), Freud, metido de lleno en el manejo de la transferencia como pieza de repetición y reelaboración de lo reprimido, reconoce encontrar en esta labor, las máximas dificultades. Advierte al médico sobre no responder a la demanda de amor del paciente pero tampoco rechazarla o desviarla, sino reconducirla hacia sus orígenes inconscientes, “…abriendo el camino hacia los fundamentos infantiles de su amor”. Este amor sin embargo, es tan real como cualquier otro, no lo encuentra la resistencia sino que “lo encuentra ahí, se sirve de él y exagera sus exteriorizaciones”, debido a la frustración que le impone la situación analítica. El amor para Freud, es repetición de un amor infantil, y es éste el que saca a relucir la transferencia analítica, pero el analista debe abstenerse de “extraer de ahí una ventaja personal”, para conducir al paciente a la renuncia de las condiciones imposibles de su demanda de amor que le impiden su satisfacción en la realidad. Podemos preguntarnos acá, si la demanda de amor imposible, insatisfacible, ¿no es un intento de obturar precisamente la falta sobre la que se asienta el amor, esa nada que se da y se recibe que es su mayor fuerza, pero también su mayor debilidad, lo que lo hace más vulnerable? Las condiciones estructurales de la demanda de amor incondicional que traspone el neurótico en la transferencia, van más allá de las frustraciones o satisfacciones edípicas. ¿Cómo saber realmente lo qué sucedió en un pasado remoto?.
En el Caso Dora (1905), Freud hace referencia a la incapacidad del neurótico de responder a la demanda real de amor. Cuando este amor se vuelve posible en la realidad huye, para refugiarse en su satisfacción fantasmática. ¿Por qué prefiere la fantasía a la realidad? Es el deseo del Otro dice Lacan, enigmático e impredecible,  el que se hace presente en la demanda real de amor que le llega de la realidad, que pondrá de manifiesto la dificultad del sujeto para constituir al otro como objeto de deseo y para responder a su propio deseo, a lo que se suma, la compleja relación entre amor y deseo, ya planteada por el mismo Freud.
El analista asiste en la transferencia al modo en que eso se produce pero es un conocimiento que no implica un sujeto que lo comanda, que sabe de lo que se defiende y aquello que teme. En la repetición fantasmática transferencial hay que poner de manifiesto lo que el sujeto busca en ese amor sin saberlo. La transferencia para Lacan, más que repetición de un pasado es una puerta de acceso al deseo inconsciente con su evanescencia y a las condiciones de constitución de su objeto como objeto siempre vuelto a encontrar pero nunca alcanzado, lo que hace del deseo su condición de insatisfacible y del amor, una cobertura que semblantea una satisfacción. Este semblante del amor no excluye la satisfacción que el amor aporta para el narcisismo, pero para mantenerse sin virar a la agresividad y el odio especular, será necesario que ese amor haga lugar a la falta que a su vez cava sobre el narcisismo, dado que ningún amor es completante para el sujeto.
En el Seminario 11, “Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis”, Lacan trabaja la relación entre transferencia y amor. Este es un seminario en que Lacán se pregunta por la “causa”, no en términos de la historia de un individuo desplegada en el discurso, dado que lo vivido son retazos de recuerdos hilvanados en torno a una modalidad fantasmática  que conforma la realidad de cada sujeto, sino en términos de un real que causa la insistencia significante que trae una y otra vez el relato de una historia.
Por ese motivo, la transferencia como la puesta en acto de la realidad del inconsciente, que es sexual, trae en su repetición, no sólo algo de lo reprimido que puede entrar en las redes del discurso, sino algo de huella mnémica no ligada que no puede entrar en cadena, es decir en el discurso, algo de lo real que no se pudo constituir como significante. Algo de lo sexual como no realizado pero que intenta poner en acto ese hueso de lo real. No hay más que la puesta en acto en la transferencia, de lo traumático. Como encuentro fallido, con lo real.
El análisis no debe caer en el engaño al que lo conduce la demanda de amor que encarna la transferencia, donde el sujeto intenta convencer al Otro (analista) de ese objeto amable que desea ser. Este momento precisamente, es el momento en que la presencia del analista se hace notoria que coincide con el momento de cierre del inconsciente, de mayor resistencia. Momento en que el analista se puede ver tentado de satisfacer o rechazar esa demanda de amor al querer otorgarle apresuradamente, alguna significación. Lacan señala que no caer en el engaño del amor es escuchar más allá de la demanda del analizante, el deseo que esta intenta taponar y el objeto que lo causa, hacia el cual se dirige a través de la demanda de amor.
El deseo del analista apunta al interrogante del deseo y de los avatares de su despliegue o de los impedimentos para ese despliegue. El deseo del analista abre la transferencia a la multivocidad del sentido en lugar de fijarla a una significación en particular. Busca la diferencia y no la identidad.